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lunes, 24 de diciembre de 2012

naufragar a posta


¡no eras tú! no lo eras ¡no eras tú!... pero estabas conmigo en la cubierta destartalada de un barco que alguien se proponía mandar al vacío para lanzarlo a las profundidades más oscuras y tenebrosas y profundas del mar de madrid.

tenía miedo, miedo atroz, supurante, miedo infinito. mientras tanto regabas unas plantas de flores azules que se mantenían vivas y jóvenes, más de lo que yo lo he estado nunca.

yo las miraba tristemente, barruntando el final, cuadrando un plan para comportarme en situaciones extremas, pero tenía tanto miedo aferrado a mis cartílagos y arterias que desarrollé síntomas de parálisis cerebral.

el mar mecía con fuerza, yo cerraba las ventanas para no mirar. y ahí estabas tú, proponiéndome un viaje a los acantilados que se extienden un poco más al norte, en tierras de frío y hielo; y ahí estaba yo, anonadada, sintiendo el miedo en mi garganta, fiándome de ti por no tener absolutamente nada.

no tenemos opción. no salvación. nos parapetaremos aquí hasta que todo termine. nos lanzarán al vacío sin remisión, para mandarnos al fondo del mar de madrid. el final está cerca. el final, el final, el final, el final está aquí, al lado de dónde dormimos la siesta.

lunes, 20 de diciembre de 2010

cumpleaños

es su cumpleaños y le he dicho que no me importa dónde me siente. al final me ha sentado en la última sala de la casa, sola. me da mucha pena estar allí sola, de modo que subo a veros un rato antes de la comida para que sea un poco más llevadero. allí todos lo pasáis estupendamente. a mí me da mucha pena tener que volver a mi sala vacía.


bajo las escaleras cabizbaja, triste, desamparada, enrabietada. la verdad es que ya no hay nada que pueda hacer: le he dicho que no me importaba. cuando vuelvo me percato de que mi destino es en realidad la cocina. allí se están cocinando todas las cosas para el cumpleaños: unas piruletas muy grandes, cuadros en miniatura que va a ir regalando a los invitados, fotos de excursiones que hice en el instituto, etc.


de repente decido irme de allí. sé que me voy a perder el regalo -el cuadro en miniatura- pero no puedo evitar salir inmediatamente de ese lugar lúgubre que se me ha destinado.


ahora estoy en un río-mar erizado y cabreado. tengo que saltar de barca en barca para no caer al agua. es un trabajo realmente difícil. requiere gran concentración y agilidad, por no hablar de la capacidad visual.


no importa lo que haga, sé que al final caeré derrotada.

jueves, 16 de diciembre de 2010

¡callaos!

quería gritar y no pude. quería espetar ¡callaos! y la voz se me perdía en el hiato, justo en el sonido invisible que une las vocales. incompetente. intentando excusarme. inútilmente.


desistí. me hice la dura y salí a la palestra ante todas las interrogativas miradas de los presentes, explicando que mi voz es ronca y se me esconde en los hiatos. incomprendida. intentando consolarme. conmovida.


pero ellos no entendían lo difícil que es tragar saliva.

lunes, 22 de noviembre de 2010

a hurtadillas

abres una puerta y dentro hay unos negros haciendo botellón. vas al salón y una cabeza asoma por la ventana. hay mucha gente queriendo entrar en casa a hurtadillas. seguramente es mejor cerrar las rejas pero adoro el aire fresco de la calle. no van a conseguir echarnos de aquí. no.


nos sentamos abrazados en un sillón. se ve la calle perfectamente. puedo verla desde arriba aunque tengo la certeza de que estamos en una planta baja. es una plaza bonita. un sitio muy familiar para mí aunque no lo conozco de nada. no lo he visto en mi vida. no.


vamos a la cama. espero que no entren duendes de madrugada.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

gris

de pié en el autobús, tan delgada. parece que se va a romper al primer roce pero ellas se empeñan en abrazarla, lo hacen con cuidado.
quiere bajarse en la próxima parada.
desconfía.
quiere que la protejan sin tocarla.

miércoles, 25 de agosto de 2010

séneca

una mochila. un bolsillo repleto de papeles pequeños arrugados. voy a tirarlos. saco tres:
el primero es un plástico duro. sé que está ahí desde que era muy pequeña.
el segundo un corazón.
el tercero es una sentencia de séneca que habla de algo relacionado con ser héroe.

los vuelvo a guardar. cuando tenga tiempo los leeré todos.

miércoles, 11 de agosto de 2010

otro

otra vez. una casa. mi casa. tu casa.

en la habitación del fondo hay muchas cosas, demasiadas cosas. madera oscura.

otra vez. un piano. mi piano. tu piano.

en la cocina de la entrada se deja la ropa sucia, para lavarla. madera clara.

otra vez. un salón. mi salón. tu salón.

en la terraza de la izquierda hay sillones de mimbre, una mesa. madera blanca.

otra vez.

miércoles, 4 de agosto de 2010

turbio

intentando andar por el suelo de la ría. con el agua turbia al cuello y los pies tocando trozos de cosas que no se pueden ver. una terrible sensación de inseguridad y duda. la absurda certeza de estar realizando una hazaña casi heroica para mi sí-mismo. el hueco por el que tengo que pasar es demasiado estrecho. circular y angosto. sé que puedo. no tengo ganas. no me apetece. el suelo de la ría no me gusta.

domingo, 25 de julio de 2010

profesiones

era profesora. también era alumna. a veces profesora, a veces alumna. cuando era alumna entraba tarde a clase riéndome de cosas anodinas. cuando era profesora tenía que mandar callar y no me apetecía. cuando era profesora te tenía que dar un impreso para rellenar. era tu último día de colegio. cuando era profesora te acompañé a un rincón. había un árbol. a los pies del árbol había un escorpión muerto. cuando era profesora te dije que nunca había visto un escorpión -había oído hablar de ellos- te dije -pero nunca había visto uno. ¿te imaginas lo que tiene que doler una picadura?- me diste un abrazo de despedida. cuando era profesora tú te ibas.

lunes, 19 de julio de 2010

balidos

es una casa de madera. cruje.

desde la planta superior observo las estancias inferiores y pienso en lo inútiles que se han hecho algunas de ellas a la cotidianidad. se lo digo, le digo: oye, algún día podríamos desayunar en aquella cocina. también pienso en lo confortable que estaba hace mucho tiempo en aquella cocina y me pregunto por qué no desayuno en ella todos los días. pienso.

desde la planta superior observo las estancias inferiores. quiero ir allí. para llegar allí tengo que bajar por aquí y luego girar por allí. esta casa es muy alargada. planto el pié derecho en la escalera. la escalera empieza a vibrar. a temblar. a moverse. a serpentear. mareo. náuseas. quiero bajar. tiemblo.

desde los peldaños superiores observo los peldaños inferiores. la casa gira al estilo oz. un terremoto quizá. mejor un terremoto general que la casa en particular. tengo miedo de que les pase algo a ellas. no tengo tiempo de avisar. tengo que saber lo que pasa en la casa de madera. bajo.

desde los peldaños inferiores observo los peldaños superiores. cuando llego al jardín todo está en calma. les veo venir. risas. palabras. entonces era verdad. entonces era la casa. seguro que él tiene una solución. seguro que sabe cómo arreglarlo. ¡vamos, vamos! ¡me tienes que acompañar adentro! ¡tienes que repararlo! corro.

desde el jardín trasero observo el jardín frontal. una adolescente china. pero ¿qué hace aquí? ah, claro. intenta hablar con ella, pero ella no sabe chino. yo las acompaño. tampoco sé chino. la china le habla en inglés. ella no sabe inglés. la china no sabe español. yo puedo traducir. la china sonríe todo el rato. pero ella se pone nerviosa y dice muchas incoherencias. hablo.

desde los peldaños inferiores observo los peldaños superiores. ¿no lo ves? eso es lo que ha pasado. ¡la escalera, ha sido la escalera! él dice: no, no. esto se puede arreglar. no te preocupes tanto. lo entiendo. la china me pregunta una y otra vez dónde están ellas. ¡qué pesada! se lo he dicho tantas veces que no me acuerdo en absoluto de habérselo dicho. le he dicho: sí, sí. están allí. no te preocupes tanto. replico.

desde los peldaños superiores observo los peldaños inferiores. una manguera. va a ser imprescindible regar estas plantas. estas plantas forman un auténtico huerto. ¡y qué huerto! pásame el cabo de la manguera. yo lo riego mientras tanto. riego.

desde la planta superior observo las estancias inferiores y le digo: oye, algún día podríamos desayunar en aquella cocina. ¡me encantaba desayunar en aquella cocina! era tan soleada, tan aireada, tan escotada. digo.

es una casa de madera. muje.


miércoles, 23 de junio de 2010

miau

voy a salir del tren y escucho: miau miau miau. miro por todas partes pero no encuentro nada. será un gato, supongo. me desentiendo y sigo buscando el botón rojo. vuelve a sonar: miau miau miau. empiezo a pensar que el gato me está llamando. miro entre las rendijas del lado izquierdo de la puerta. no lo encuentro, pero suena más cerca: miau miau miau. me retiro un poco. suena otra vez, insistente: miau miau miau. vuelvo a acercarme y una mano de niña sin niña me señala un panel. separo el panel pero no lo encuentro. la mano de niña vuelve a mostrarme el panel. suena: miau miau miau dentro del panel ¿será posible? rompo el panel. con cuidado. y contra todo pronóstico, de dentro del panel sale una cobaya gigante.

miércoles, 16 de junio de 2010

colores

llegando al aeropuerto veo a mi madre por detrás de los cristales de la estación. parece tomar café en la barra y lleva una gran bolsa de cartón blanco en su mano derecha. me sonríe.

hacia la salida un chico va dándome pataditas mientras ando. por un par de veces le digo que lo deje ya pero él no hace caso. al final me enfado. le grito. le insulto. él me dice que para una vez que hacen un festival que merece la pena no es para ponerse así. tengo que darle la razón.

nos montamos en una furgoneta blanca. mi sillón está a la izquierda, pero no tiene volante. tengo que ir con el cuello muy doblado hacia abajo porque no quepo bien. menos mal que una madre siempre tiene soluciones para esos imprevistos.

un garaje laberíntico. flores enormes que parecen hechas de plastilina. muchos colores. la luna llena asoma entre las ramas y de vez en cuando, sólo de vez en cuando, un hada vierte agua dentro de un cuenco élfico.

lunes, 31 de mayo de 2010

la tortuga alada

llevo una tortuga entre las manos. es muy pequeña. se apoya sobre la derecha mientras la izquierda le sirve de capota. es de color rosa pálido. tiene dos alas que asoman de vez en cuando por la parte superior de su concha nacarada. eso significa que podría volar, si quisiera, a lo mejor no quiere.

noto cómo se mueve sobre mi palma. me hace cosquillas entre los dedos. la he comprado en una pescadería - isra y pablo estaban comprando huevos de choco. pablo le enseñó a isra un huevo muy grande. isra le dijo a pablo que los pequeños están más buenos. yo sólo podía mirar cómo nadaba mi tortuga -.

tengo miedo de que mi tortuga se muera por el camino. creo que necesita estar dentro del agua. de vez en cuando levanto la capota para ver si tiene buen aspecto. de vez en cuando no tiene muy buen aspecto. sigo andando bastante rápido.

cuando llego a casa le preparo una gran piscina con mucho agua. un océano en miniatura. la tortuga piensa que está demasiado oscuro en esa piscina. - las paredes son negras. prefiero una de esas que venden en las tiendas de animales, la verdad - dice. tiene razón.

llevo una tortuga entre las manos. es muy pequeña, pero tiene carácter.

martes, 18 de mayo de 2010

centro comercial

de repente me di cuenta de que estábamos sentados mirando las escaleras de un centro comercial al aire libre. no había nadie más, tú y yo, nadie más. después me levanto con la agilidad de un gamo, te has reído para desaparecer ante mis propios ojos anonadados.

el centro comercial está ya a rebosar de gente. quiero salir de aquí, así que supongo que lo más cómodo será coger el ascensor. en el ascensor hay veinte personas, hace calor. es un ascensor, pero en realidad viaja en horizontal, me temo entonces que debe ser más un funicular que un ascensor. el mayor problema que le encuentro al hecho, desconcertante por cierto, de que su trayectoria no toque nunca el suelo se basa en la hipótesis fundada de que nunca llegaré a mi destino. me resigno, ¿qué otra cosa podría hacer? realmente hace mucho calor aquí dentro.

el ascensor para, bajo, vuelvo a montar. el ascensor para, bajo, vuelvo a montar, el ascensor para, bajo, vuelvo a montar. el ascensor para, bajo, vuelvo a montar. etc.

así, sin oficio ni beneficio.

mientras tanto me entretengo en mirar a las personas que, como yo, cogen una y otra vez el ascensor. no parece que la gente esté preocupada. parece un acto social jovial. unas señoras muy dicharacheras llevan varios carros con bebés fumadores, es realmente desconcertante.

después de muchas idas y venidas cada vez quedamos menos cogiendo el ascensor. me he enterado, porque unos reclusos lo hablaban en el descansillo, de que existe una manera de salir de este despropósito de viaje. -si te llevan a enfermería, para lo cual alguien ha de determinar que estás enfermo (se sobreentiende), te curan y después ¡zas! te sacan de aquí- decían los del descansillo, como en secreto. yo he intentado ponerme enferma, sobre todo he intentado recordar que tengo una enfermedad, sé que tengo una, pero es que ahora mismo no me acuerdo -piensa patata piensa- me digo en voz muy baja, para que no crean que estoy loca.

ahora ya no queda nadie, escucho susurros en una habitación que da al descansillo. dos enfermeras hablan de toda esa gente que está hospitalizada. me quito la chaqueta y la pongo encima de la mesa -¡¡¡cuidado!!!- miro el bolso, debajo de mi chaqueta. dentro del bolso que está debajo de mi chaqueta hay un bebé dormido. ¡ah! ¡ahora me acuerdo! esa enfermedad es que había tenido un bebé hacía poco, sí, de verdad, les digo. no me creen. me levanto la camiseta para demostrarlo, tengo la cintura envuelta en papel transparente, ese que se usa para guardar el pescado congelado y los filetes de pollo. me desenvuelvo. ahora sí puedo salir del centro comercial.

y al salir te encuentro. y te has reído apareciendo ante mis ojos anonadados.

lunes, 10 de mayo de 2010

cero

de esa terraza cuelga una escalera hecha con pinzas de colores, de la de al lado una liana de la misma guisa. llegan hasta el suelo. para los incendios, me figuro.

al otro lado de la calle hay un mural suavemente decorado en tonos pastel. nunca he estado en nueva york. algún lugar similar, me imagino.

vamos andando de la mano pero no nos movemos en absoluto, tus palabras son susurros que a duras penas puedo oír. estamos andando en círculo, me temo.

quiero entrar por esa puerta, por la puerta que lleva al parque, pero tus manos robustas me sujetan con fuerza. no quieres ir por ahí, me sospecho.


y al fin y al cabo ¿qué importa que haya incendios, que nueva york esté tan lejos, que sigamos caminando en círculo, que apenas pueda oír tus susurros, que el parque no se pueda pisar? de seguro que importa mucho. pero me figuro, me imagino, me temo, me sospecho que en realidad no es para tanto.