lunes, 31 de mayo de 2010

la tortuga alada

llevo una tortuga entre las manos. es muy pequeña. se apoya sobre la derecha mientras la izquierda le sirve de capota. es de color rosa pálido. tiene dos alas que asoman de vez en cuando por la parte superior de su concha nacarada. eso significa que podría volar, si quisiera, a lo mejor no quiere.

noto cómo se mueve sobre mi palma. me hace cosquillas entre los dedos. la he comprado en una pescadería - isra y pablo estaban comprando huevos de choco. pablo le enseñó a isra un huevo muy grande. isra le dijo a pablo que los pequeños están más buenos. yo sólo podía mirar cómo nadaba mi tortuga -.

tengo miedo de que mi tortuga se muera por el camino. creo que necesita estar dentro del agua. de vez en cuando levanto la capota para ver si tiene buen aspecto. de vez en cuando no tiene muy buen aspecto. sigo andando bastante rápido.

cuando llego a casa le preparo una gran piscina con mucho agua. un océano en miniatura. la tortuga piensa que está demasiado oscuro en esa piscina. - las paredes son negras. prefiero una de esas que venden en las tiendas de animales, la verdad - dice. tiene razón.

llevo una tortuga entre las manos. es muy pequeña, pero tiene carácter.

sábado, 29 de mayo de 2010

pájaros azules

y los pájaros azules sobrevuelan el fango que dejó la bajamar. posan sus patas de alfiler casi imperceptibles en las arenas movedizas cubiertas de salitre y otros minerales brillantes. no dejan surco, apenas unas imperceptibles hendiduras. no se hunden. no se quedan atrapados. pueden levantar el vuelo y sobrevolar el fango que dejó la bajamar.

viernes, 28 de mayo de 2010

playa improvisada

a veces se escucha el mar desde aquí ¿lo oyes? -no, yo no puedo oírlo- es una pena. se escucha ¡ya lo creo que se escucha! ¿puedes olerlo al menos? -no, tampoco puedo olerlo. a veces me parece que sí, que lo huelo, pero en realidad si me concentro mucho lo vuelvo a perder. es como mirar una enorme nube de humo- bueno, no pasa nada. te diré lo que haremos. haremos dos cosas:
1. buscar en el mar una caracola muy muy grande. tan grande como un altavoz con muchos muchos vatios -como en los conciertos- y la ponemos en el salón en lugar de una silla. tenemos muchas sillas en el salón.
2. traer muchos muchos cubos llenos de arena -veinte o treinta- y esparcirla por todo el suelo. todo el suelo cubierto de fina y brillante arena de playa. tenemos también mucho suelo.

¡oh! ¡sí! hagámoslo cuanto antes.

jueves, 20 de mayo de 2010

¡oh dios mío!

entonces patata pensó ¡oh dios mío! sí, eso pensó. pensó ¡oh dios mío! y después ya no pensó nada más. simplemente dejó de pensar. patata tenía una habilidad especial, un superpoder si me lo permiten, para dejar de pensar cuando ella quería. bueno no, cuando ella quería no exactamente: por ejemplo cuando ella pensaba una cosa y se quedaba tranquila. entonces ya podía dejar de pensar porque ya estaba tranquila. como por ejemplo cuando pensaba ¡oh dios mío!: pensaba ¡oh dios mío! se quedaba tranquila y automáticamente dejaba de pensar. esa era una de sus muchas cualidades.

alguna gente no entendía esa habilidad de patata, pero como ella estaba tranquila no le importaba mucho. incordiarle sí, a veces. a veces era un incordio. por ejemplo cuando le decía la gente -¡pero en algo tendrás que pensar!- o -¡es imposible no pensar en nada! ¡es simplemente imposible!- o, ya los más ensañados, -¡jamás escuché semejante soberana tontería!- (como si alguien pudiera saber algo). patata intentaba explicárselo cuando tenía tiempo, claro, porque a veces tenía mucha prisa.

martes, 18 de mayo de 2010

centro comercial

de repente me di cuenta de que estábamos sentados mirando las escaleras de un centro comercial al aire libre. no había nadie más, tú y yo, nadie más. después me levanto con la agilidad de un gamo, te has reído para desaparecer ante mis propios ojos anonadados.

el centro comercial está ya a rebosar de gente. quiero salir de aquí, así que supongo que lo más cómodo será coger el ascensor. en el ascensor hay veinte personas, hace calor. es un ascensor, pero en realidad viaja en horizontal, me temo entonces que debe ser más un funicular que un ascensor. el mayor problema que le encuentro al hecho, desconcertante por cierto, de que su trayectoria no toque nunca el suelo se basa en la hipótesis fundada de que nunca llegaré a mi destino. me resigno, ¿qué otra cosa podría hacer? realmente hace mucho calor aquí dentro.

el ascensor para, bajo, vuelvo a montar. el ascensor para, bajo, vuelvo a montar, el ascensor para, bajo, vuelvo a montar. el ascensor para, bajo, vuelvo a montar. etc.

así, sin oficio ni beneficio.

mientras tanto me entretengo en mirar a las personas que, como yo, cogen una y otra vez el ascensor. no parece que la gente esté preocupada. parece un acto social jovial. unas señoras muy dicharacheras llevan varios carros con bebés fumadores, es realmente desconcertante.

después de muchas idas y venidas cada vez quedamos menos cogiendo el ascensor. me he enterado, porque unos reclusos lo hablaban en el descansillo, de que existe una manera de salir de este despropósito de viaje. -si te llevan a enfermería, para lo cual alguien ha de determinar que estás enfermo (se sobreentiende), te curan y después ¡zas! te sacan de aquí- decían los del descansillo, como en secreto. yo he intentado ponerme enferma, sobre todo he intentado recordar que tengo una enfermedad, sé que tengo una, pero es que ahora mismo no me acuerdo -piensa patata piensa- me digo en voz muy baja, para que no crean que estoy loca.

ahora ya no queda nadie, escucho susurros en una habitación que da al descansillo. dos enfermeras hablan de toda esa gente que está hospitalizada. me quito la chaqueta y la pongo encima de la mesa -¡¡¡cuidado!!!- miro el bolso, debajo de mi chaqueta. dentro del bolso que está debajo de mi chaqueta hay un bebé dormido. ¡ah! ¡ahora me acuerdo! esa enfermedad es que había tenido un bebé hacía poco, sí, de verdad, les digo. no me creen. me levanto la camiseta para demostrarlo, tengo la cintura envuelta en papel transparente, ese que se usa para guardar el pescado congelado y los filetes de pollo. me desenvuelvo. ahora sí puedo salir del centro comercial.

y al salir te encuentro. y te has reído apareciendo ante mis ojos anonadados.

domingo, 16 de mayo de 2010

el vecino de al lado

¿puedes parar? ¡dios mío es insoportable! mientras tanto pongo música. el sonido de esa voz desagradable, que casi no parece voz. sonidos desagradables que suben y bajan sin ningún compás. palabras que no son palabras. sonidos histriónicos que martillean el cerebro sin ritmo. ruidos. frases sin contenido. una hiena, una persona no, una hiena aburrida y cabreada. ¿no es insoportable? ¡para!

pero no, no para.

lunes, 10 de mayo de 2010

cero

de esa terraza cuelga una escalera hecha con pinzas de colores, de la de al lado una liana de la misma guisa. llegan hasta el suelo. para los incendios, me figuro.

al otro lado de la calle hay un mural suavemente decorado en tonos pastel. nunca he estado en nueva york. algún lugar similar, me imagino.

vamos andando de la mano pero no nos movemos en absoluto, tus palabras son susurros que a duras penas puedo oír. estamos andando en círculo, me temo.

quiero entrar por esa puerta, por la puerta que lleva al parque, pero tus manos robustas me sujetan con fuerza. no quieres ir por ahí, me sospecho.


y al fin y al cabo ¿qué importa que haya incendios, que nueva york esté tan lejos, que sigamos caminando en círculo, que apenas pueda oír tus susurros, que el parque no se pueda pisar? de seguro que importa mucho. pero me figuro, me imagino, me temo, me sospecho que en realidad no es para tanto.