¡no eras tú! no lo eras
¡no eras tú!... pero estabas conmigo en la cubierta destartalada de
un barco que alguien se proponía mandar al vacío para lanzarlo a
las profundidades más oscuras y tenebrosas y profundas del mar de
madrid.
tenía miedo, miedo
atroz, supurante, miedo infinito. mientras tanto regabas unas plantas
de flores azules que se mantenían vivas y jóvenes, más de lo que
yo lo he estado nunca.
yo las miraba
tristemente, barruntando el final, cuadrando un plan para comportarme
en situaciones extremas, pero tenía tanto miedo aferrado a mis
cartílagos y arterias que desarrollé síntomas de parálisis
cerebral.
el mar mecía con fuerza,
yo cerraba las ventanas para no mirar. y ahí estabas tú,
proponiéndome un viaje a los acantilados que se extienden un poco
más al norte, en tierras de frío y hielo; y ahí estaba yo,
anonadada, sintiendo el miedo en mi garganta, fiándome de ti por no
tener absolutamente nada.
no tenemos opción. no
salvación. nos parapetaremos aquí hasta que todo termine. nos
lanzarán al vacío sin remisión, para mandarnos al fondo del mar de madrid. el
final está cerca. el final, el final, el final, el final está aquí,
al lado de dónde dormimos la siesta.