lunes, 20 de diciembre de 2010

cumpleaños

es su cumpleaños y le he dicho que no me importa dónde me siente. al final me ha sentado en la última sala de la casa, sola. me da mucha pena estar allí sola, de modo que subo a veros un rato antes de la comida para que sea un poco más llevadero. allí todos lo pasáis estupendamente. a mí me da mucha pena tener que volver a mi sala vacía.


bajo las escaleras cabizbaja, triste, desamparada, enrabietada. la verdad es que ya no hay nada que pueda hacer: le he dicho que no me importaba. cuando vuelvo me percato de que mi destino es en realidad la cocina. allí se están cocinando todas las cosas para el cumpleaños: unas piruletas muy grandes, cuadros en miniatura que va a ir regalando a los invitados, fotos de excursiones que hice en el instituto, etc.


de repente decido irme de allí. sé que me voy a perder el regalo -el cuadro en miniatura- pero no puedo evitar salir inmediatamente de ese lugar lúgubre que se me ha destinado.


ahora estoy en un río-mar erizado y cabreado. tengo que saltar de barca en barca para no caer al agua. es un trabajo realmente difícil. requiere gran concentración y agilidad, por no hablar de la capacidad visual.


no importa lo que haga, sé que al final caeré derrotada.

jueves, 16 de diciembre de 2010

¡callaos!

quería gritar y no pude. quería espetar ¡callaos! y la voz se me perdía en el hiato, justo en el sonido invisible que une las vocales. incompetente. intentando excusarme. inútilmente.


desistí. me hice la dura y salí a la palestra ante todas las interrogativas miradas de los presentes, explicando que mi voz es ronca y se me esconde en los hiatos. incomprendida. intentando consolarme. conmovida.


pero ellos no entendían lo difícil que es tragar saliva.