domingo, 18 de enero de 2009

gracias y desgracias de la vida antillera

Podría afirmar que en este momento me siento de lo más a gusto porque efectivamente lo estoy.

No tengo una vida demasiado emocionante, la verdad, pero al menos dispongo de todo mi tiempo. Actualmente me dedico a la contemplación y realmente es una profesión vivificante, tanto es así que he engordado unos cuatro kilos en los últimos meses.

Por otro lado es de tener en cuenta que la persona contemplativa está absolutamente sujeta a los altibajos propios de cualquier ser pensante que se ven acentuados continuamente por las cualidades inherentes a su inactividad y ocasionalmente por los atribuíbles a los ciclos menstruales, en mi caso.

Los adornos de este modo de vida nunca dejan de aportar retribuciones personales, si bien es cierto que se necesitan ingentes cantidades de paciencia.

Podría decir que mi paciencia ha engordado unos cuatro kilos porque efectivamente lo noto.