domingo, 26 de junio de 2011

g.a.b.

- escribir poesía es muy fácil -decía patata- ¡es facilísimo! lo que pasa es que yo no puedo porque he leído demasiado a becquer.


- ¿a becquer? ¿y eso qué importa?


- pues importa poco, la verdad, poco. lo único que cada vez que me pongo a escribir una poesía, ésta se escribe sola. de repente leo frases como ésta: de asuntos falta enmudeció la lira, podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía; retorcida entre los hierros de algunas palabras sin sentido.


- entiendo.


- en otras ocasiones, cuándo me encuentro un poco más romántica que de costumbre, empiezo a escribir y súbitamente estoy escribiendo cosas de la guisa de: me ha herido recatándose en las sombras, sellando con un beso su traición, las manos me echó al cuello y, por la espalda, partióme a sangre fría el corazón. esto lo escribo, incluso, aunque no me haya propuesto la poesía como estilo expresivo. es realmente desconcertante.


- entonces quizá deberías empezar a leer a otros poetas.


- no, es inútil, ya está todo hecho. una vez que empiezas con gustavo ya no puedes deshacerte de él. solamente me consuela el hecho de que: volverán las oscuras golondrinas de tu balcón sus nidos a colgar y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán, pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres, ésas no volverán.


una vez intenté leer a ángel gonzález, bueno, no lo intenté lo leí; lo que intenté fue que se me traspasaran los plagios de un lugar a otro. además es mucho mejor plagiar a ángel gonzález. después de leerlo me puse a escribir y entonces salió esto: no me admiró tu olvido, aunque de un día me admiró tu cariño mucho más, porque lo que hay en mí que vale algo, eso ni lo pudiste sospechar.


en este momento dejé de escribir y pensé que era probable que adolfo se hubiese molestado conmigo por intentar zafarme de su influencia.


desde entonces procuro no escribir mucha poesía.

sábado, 18 de junio de 2011

viento

y lo que pasa es que hoy, si me pongo a escribir, me quiebro por dentro.


y lo que pasa es que ya, si me pongo a callar, me duelo con tiento.


y lo que pasa es que sí, si me pongo a pensar, me sobra el aliento.


hoy ya sí. por dentro me tiento el aliento.