jueves, 24 de marzo de 2011

azul zafiro

patata iba sentada en el asiento de atrás de un coche destartalado cuando de repente pasaron por un punto de inflexión del tramo que iban a recorrer. ella sabe perfectamente que después de ese punto, marcado con un arco de piedra, sólo hay mar. mar y cielo. el camino a partir del arco es peligroso y angosto y, sin embargo, extremadamente bello. cegadoramente espléndido.


al traspasar el arco empedrado el mar a sus pies, ostentando orgulloso un inexistente color azul zafiro. brillante, oscuro, transparente. azul. azul. azul.


elevó la mirada al cielo y allí el espectáculo era casi divino; el cielo lucía un turquesa luminoso, terso, opaco. turquesa. turquesa. turquesa.


los ojos humanos no pueden soportar tal belleza -piensa patata- la mezcla de azules es inhumana.


cuando la naturaleza parece haber soltado las armas, cuando estamos seguros de que nada puede ser más dolorosamente perfecto, una brisa comienza a mesar nuestros cabellos. al virar hacia la izquierda se puede comprobar que ese tenue soplido de eolo nos ofrece de entre sus delgados dedos los frutos de la primavera. una bocanada de flores de cerezo irrumpe dentro del coche cubriéndolo todo de olores palpitantes y vivos. una nube blanca, rosa, suave. blanca. blanca. blanca.


ya ha llegado -piensa patata- azul. azul. azul.

domingo, 6 de marzo de 2011

sometimes

a veces patata sale de su casa. a veces cruza la cancela del portal. a veces el sol cegador de la mañana le empapa la cara. a veces cierra los ojos y mira hacia arriba. a veces se queda unos segundos contemplando la luz naranja que resulta de esta costumbre milenaria y transcultural. a veces sonríe orgullosa y solemne. a veces piensa fugazmente que ese es el instante más feliz de su vida. a veces siente un cosquilleo en el estómago. a veces vuelve a abrir los ojos con pereza. a veces planta el pié derecho en la calzada. a veces patata sale del portal de su casa.